¿Qué nos falta para ser una potencia en hidrógeno verde?
KIMBERLY SÁNCHEZ, Líder de nuevos negocios en Vestas para Latinoamérica
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Kimberly Sánchez
Chile cuenta con el potencial para transformarse en un importante exportador energético y los mercados están expectantes de nuestros próximos pasos en la descarbonización de nuestra matriz de energía. Pero en los desafíos que tenemos por delante hay que unir esfuerzos entre el sector público y el privado.
Uno de ellos es la optimización de la logística terrestre. Debido a las regulaciones que aplican a las compañías, que tienen que transportar carga sobredimensionada a lo largo y ancho del país, están obligadas a contratar escoltas con carabineros, que son un recurso escaso, y atravesar varias comunidades para llegar a los proyectos. Por poner un caso en concreto, considerando que los primeros cinco gigavatios requeridos en la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde son eólicos, estaríamos necesitando transportar unas 700 turbinas (WTG) de acá al 2025. El ratio de transporte actual es 1.7 a 2 WTG/semana y el mínimo requerido es de 6 WTG/semana.
Otro punto trascendental es acortar los plazos de tramitación de los permisos ambientales. Hoy se necesitan más de dieciocho meses para la Declaración de Impacto Ambiental, más de dos años en el caso del Estudio de Impacto Ambiental, y hay que sumar los permisos sectoriales y de vialidad. Esto sin duda retrasa la proyección del mercado, la puesta en marcha y, en última instancia, impacta considerablemente en el desarrollo de la matriz energética renovable del país: necesitamos más renovables y un sistema flexible para allanar el camino apropiadamente al Hidrógeno Verde.
Vemos otros países de la región en los cuales el tiempo total de ejecución de un proyecto es de menos de dos años, lo que implica el 50% menos de tiempo que en Chile. Esto tiene un impacto directo en la competitividad del país.
Además, debemos atender e integrar de forma anticipada a las comunidades con el fin de tener proyectos con licencia social, para evitar que en el futuro tengamos situaciones adversas en materia de seguridad y viabilizar durante la fase de ejecución; además, la posibilidad de ejecutar turnos extendidos y planes de aceleración para poner a disposición la energía renovable cuanto antes. Si cumplimos en mejorar estos factores, podríamos tener en Chile uno de los hidrógenos más competitivos del mundo.
Tenemos clara la responsabilidad que debemos asumir como industria en velar por el cumplimiento de los estándares ambientales y sociales propios de cada proyecto, y de hacer lo necesario para desarrollar operaciones seguras de inicio a fin. Lo que requerimos ahora es que se agilice la institucionalidad para que la ruta de intercambio con espectro internacional sea una realidad. Tenemos los recursos, el conocimiento, el talento y un mercado a disposición; lo que nos falta es ajustar el proceso para comenzar a producir, porque si no es ahora, ¿cuándo? Los mercados nos están mirando y esperando.